En una primera aproximación, muchos de nosotros asociamos la palabra “escala” a la elaboración de mapas o construcción de cartografías, donde se representa una determinada porción de la superficie terrestre con sus coordenadas, datum y topónimos. No es casualidad que nuestras primeras imágenes mentales sean los mapas y cartas que de la biblioteca sacamos de vez en cuando de los cajones, para obtener cierta noción territorial de una comuna, región o provincia; cartas que poseen distintas escalas de proporción. De hecho no es algo erróneo, pues “si vamos al empleo originario del término escala esta claro que debemos referirnos a la representación cartográfica que hacemos sobre el territorio”.
Pero la noción cartográfica no es la única a la que se le asocia la terminología escala, por cuanto en los análisis efectuados en el espacio es preciso identificarlos dentro de un contexto regional, provincial o local; macro, mezo o micro escalar, determinantes como fundamentales en un proceso de investigación, de planificación o de intervención territorial.
Estas acepciones han generado confusión entre los geógrafos, confusión que no es preciso obviar ni mirar de soslayo, pues pueden generar confusión e incomunicación entre estos –o con otros profesionales- a la hora de ponerse de acuerdo en un proceso investigativo. Lo que prosigue explicará estas dos acepciones lo más sintéticamente posible. En la primera sección se explicará el término escala en su contexto cartográfico-matemático; y en la segunda se abordará el término escala tomando en consideración su acepción analítica o de niveles de análisis.
Bajo el rigor matemático, Lacoste plantea una explicación de escala cartográfica precisa: “La escala de un mapa indica la relación de reducción que existe entre una distancia real y su representación en el papel. Cuanto mayor es el denominador de la fracción, más pequeña se denomina una escala. De este modo, un mapa de 1/1000000 es de escala más pequeña que otro de 1/10000, pero el primero representa unas extensiones mucho mayores que el segundo” (Lacoste, 1977).Lo anterior es una definición sintética y además explicativa del término.
Una muestra clara de la variedad de representaciones escalares existentes en el mundo investigativo o académico se demuestra en el libro La geografía: un arma para la guerra del geógrafo francés Yves Lacoste, este señala que “basta con hojear un manual de geografía o la colección de una revista de geografía para darse cuenta de que las ilustraciones cartográficas son de tipo extremadamente diferentes, pues los mapas son de escala muy desigual: algunos son planisferios que presentan la totalidad del globo, otros una “región” cuya extensión puede ser variable, otros una aglomeración urbana, un barrio, una aldea y su territorio, una explotación rural y sus dependencias, un claro en el bosque, una charca, una cantera, etc.” En esta misma idea, el autor señala que dado la gran cantidad de escalas utilizadas, se genera una gran variedad de representaciones cartográficas de un lugar, región o nación específicas. Lo anterior se deduce por la existencia de una variada gama de superficies o niveles espaciales –regiones, provincias, comunas; la tierra, continentes, estados y naciones-, necesarias de conocer y escudriñar sus cualidades –recursos, superficies abarcadas, etc.
A partir de lo anterior Lacoste apunta el problema del nulo cuestionamiento y fundamentación en la elección de una escala para un proceso investigativo geográfico, lo cual se traduce en que no se tome en cuenta la influencia que tiene esta en el razonamiento y análisis geográfico. Para el autor la escala es esencial en un proceso investigativo, ya que la realidad aparece diferente según la escala de los mapas y los niveles de análisis y conceptualización. Debido a que en el plano del conocimiento no hay nivel de análisis privilegiado. Ninguno de ellos es suficiente pues el hecho de tomar en consideración un espacio como campo de observación permitirá aprehender determinados fenómenos y estructuras, pero a su vez provocara la deformación o la ocultación de otros cuyo papel es imposible juzgar a priori y que no se puedan descuidar (Lacoste, 1977).
El término escala no solamente se ha utilizado en geografía en su acepción cartográfica y matemática, sino que también se ha definido en relación a los niveles de análisis y conceptuales que se necesitan para poder investigar ciertos espacios. “La imagen de la escala evoca una sucesión de niveles que tienen significado en relación con una problemática particular”, esto último definido por cada dinámica en el territorio considerado, concerniente a la solución de ese problema en dicho lugar. Bajo esta misma lógica y a su vez, haciendo una critica a la acepción matemática Grataloup señala: “una relación de tamaño como la escala cartográfica no induce por sí misma a ninguna distinción de niveles pertinentes. Una cuestión esencial de la geografía es la de identificar los escalones pertinentes de su escala. Sería entonces riguroso no utilizar la fórmula cartográfica "a la escala de" para indicar las escalas geográficas juzgadas significativas, sino más bien decir, por ejemplo: los niveles locales, regionales y mundiales son aquí los más pertinentes de esta escala geográfica" (Grataloup, 2004).
Como otros términos utilizados en la ciencia geográfica, la escala no escapa a la interpretación o ideología de cada intérprete, diferenciándose en distintas conceptualizaciones y aplicaciones. Las escalas, como explica Gonzalez refiriéndose a Marston, “se (re)crean a través de los procesos capitalistas y se organizan en torno a una jerarquía sistemática que mantiene y facilita diferentes procesos involucrados en la acumulación y circulación del capital. Generalmente, de acuerdo con Smith, las principales escalas para la reproducción del capitalismo son la urbana, la regional, la global y la del estado-nación. En otras palabras, estas son las escalas principales alrededor de las cuales el capitalismo encuentra una cierta coherencia, un cierto consenso entre los actores principales para llevar a cabo su proyecto alrededor de este espacio. El análisis del proceso de formación de las escalas, sea urbana, regional, nacional o local, nos ofrece, por lo tanto, una ventana crucial a la comprensión del desarrollo desigual del capitalismo y a su frágil tendencia al equilibrio” (Gonzalez, 2005).
BIBLIOGRAFIA
COLECTIVO DE GEOGRAFIA CRITICA. Art. Foro-Geocrtica. Topos Perifericos. Revista estudiantil de geografia para la acción. Valparaíso: Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 11 de Septiembre de 2007, vol. I. Direccion web: geocritica.pucv@gmail.com.
CASTRO, C. Acerca de los “SIG”, los modelos geométricos y la geografía humana. Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de junio de 1998, [ISSN: 1138-9788].
GONZÁLEZ, S. La geografía escalar del capitalismo actual. Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de mayo de 2005, vol. IX, núm. 189. En línea en http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-189.htm
LACOSTE, Y. La geografía un arma para la guerra. Paris. 1977
OSLENDER, U. Espacio, lugar y movimientos sociales: hacia una "espacialidad de resistencia". Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Universidad de Barcelona, vol. VI, núm. 115, 1 de junio de 2002. http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-115.htm[ISSN: 1138-9788]
No hay comentarios:
Publicar un comentario