miércoles, 12 de septiembre de 2007

UNA APROXIMACION AL LUGAR


“El lugar es una construcción histórico-social, resultado de las prácticas (sociales, económicas, culturales) de agentes, actores e instituciones situados a diferentes escalas, que desarrollan actividades en tiempos y espacios diferenciados. La yuxtaposición de dichas prácticas, a veces conflictivas entre sí, es la que otorga singularidad a dicho ámbito geográfico. El lugar no es un dato sino una construcción social. No es mero reflejo de una comunidad sino que participa activamente en la constitución de la misma, particularmente en la conformación de su identidad” (SAENZ, 1998).

Uno de los conceptos más hablados y difundidos dentro del actual dominio del pensamiento geográfico, ha sido el lugar. Por ello hablar de lugar es hablar de una multiplicidad de ideas y elementos. La identidad, el cotidiano, la percepción, la dialéctica global-local son solo algunas de las distintas visiones y acepciones del concepto lugar. En cuanto a la geografía, es importante distinguir la gran apropiación del concepto por parte del enfoque humanístico, es decir, la geografía humanista; aunque tampoco se debe desconocer la relación con la Geografia Cultural. De la mano de geógrafos como Yi Fu Tuan, Anne Buttimer, Edward Relph, Robert Sack, se ha generado una importante revalorización a los temas de carácter experiencial y el rol de la mente como sujeto transformador, entendedor y creador de las relaciones del espacio.

De manera general para adentrarnos del como podemos iniciar una aproximación del lugar daremos una importante reflexión planteada por Delgado refiriéndose a Soja, que dice lo siguiente: “Soja (1996) considera que la geografía, al estudiar la espacialidad, debe partir de una epistemología del espacio fundamentada en una relación trialéctica entre la espacialidad percibida (espacialidad física), la espacialidad concebida y la espacialidad vivida. Ninguna de las espacialidades en compartimentos disciplinares especializados, ni dotada de prioridad antológica sobre las otras. Por lo que tiene que ver con la geografía, esta disciplina ha confinado el conocimiento espacial al “primer espacio” (espacio percibido) y al segundo espacio (espacio concebido) y a sus teorizaciones asociadas con el análisis empírico y las practicas sociales. El “tercer espacio” (espacio vivido) ha sido marginado” (Delgado, 2003).

Haciendo alusión de la tendencia tecnicista profesional desarrollada por la geografía, marcada fuertemente por un enfoque positivista en aras de condicionarse como ciencia, Soja denuncia la deuda de la geografía con el Tercer Espacio, es decir, el espacio vivido como ente fundamental para la interacción entre los distintos niveles de hacer geografía, a lo que Soja denomina como la producción de la espacialidad de la vida social. Esta situación ha sido respondida por la reciente importancia de la geografía humanística. La trialéctica de espacio con respecto al lugar queda de manifiesto con lo planteado por Oslender quien señala: “Al mismo tiempo, lugar es más que la simple vida cotidiana vivida. Es el "momento" en que lo concebido, lo percibido y lo vivido adquieren una cierta coherencia estructurada” (Oslender, 2002). Por lo cual el lugar pasa a ser a sostener una condición de transversalidad espacial, y a su mismo, transversalidad escalar.

A continuación presentaremos distintas enfoques del concepto lugar, de manera de construir un debate constante y del mismo modo, apropiarnos de una conceptualizacion pertinente que en un futuro próximo nos entregue condiciones para afrontar el problema escalar. A modo de aproximación nos adentramos con importantes aportes de la geografía humanística, de la mano de los autores antes señalados, junto a la apreciación de variados artículos recopilados de los diferentes sitios Web, especialmente de la revista de Geografia Critica, Scripta Nova.

Según Delgado (2003), “Para Tuan, el lugar es una clase especial de objeto cargado de significados, que existe en diferentes escalas; un rincón, la casa, una esquina, el barrio, la región, el país o el planeta, son lugares en donde se materializa el acto de vivir en el mundo. El espacio es una entidad geométrica abstracta definida por lugares y objetos; es una red de lugares y objetos que las personas pueden experimentar directamente a través del movimiento y el desplazamiento, del sentido de dirección, de la localización relativa de objetos y lugares, y de la distancia y la expansión que los separa y los relaciona. Espacio y lugar, sin ser sinónimos, son dos conceptos que se articulan en la geografía humanística de tal forma que no es posible que se puedan comprender el uno sin el otro” (Delgado, 2003).

Siguiendo con la idea Delgado, afirma lo siguiente: “Tuan (1977) recalca en la idea de que es imposible discutir la experiencia del espacio sin tener en cuenta los objetos y lugares que definen el espacio. El espacio abstracto se vuelve concreto en el lugar y se llena con significados. Su conocimiento se logra más por la experiencia que por la instrucción formal; para aprender sobre el espacio y el lugar es necesario vivirlos en plenitud” (Delgado, 2003).

Siguiendo con los humanistas, según Delgado refiriéndose a Relph plantea lo siguiente: “El lugar es esencial para la existencia humana, pues este es el contexto de la vida cotidiana; la localización o posición del mismo no es suficiente para su comprensión, como lo pretende la geografía positivista. Para Relph, la geografía es una disciplina comprensiva cuyo objeto es el lugar, y la fenomenologia el camino apropiado para alcanzar su objetivo” (Delgado, 2003). Acá se refleja uno de los aspectos más significativos de la historia de la geografía, la gran discusión en sus campos de aproximación a la realidad, en este caso, el positivismo versus el idealismo. Por otro lado, Buttimer sostiene que el espacio esta constituido por un mosaico de lugares marcados por la impronta de la intención humana, de sus valores y de su memoria” (Delgado, 2003). Lo que hace esta gran geógrafa, es considerar al sujeto como ente trascendental de la formación de cualquier lugar, que además es algo único y distinto a la generalidad. Con esto se puede visualizar la gran influencia del posmodernismo, en cuanto a la distinción del sujeto individual y la relevancia de la diferenciación, señalado como impronta (diferenciación) de la intención humana, de sus valores y de su memoria (individual).

Otro de los grandes enfoques del concepto lugar viene desde la razón cultural y las practicas de los entes culturales de los diferentes espacios. Dentro de este contexto que se vincula el tema de la identidad como eje fundamental en la consolidación de cualquier colectivo social, que por lo demás, posee diferentes relaciones topológicas. Para Córdoba, el lugar es un espacio de identidad, en donde existe un ambiente especial. La Identidad se entiende como un sentimiento de apego colectivo, el cual se puede caracterizar por un conjunto de símbolos que responden a diferentes escalas. Por otro lado, la identidad se relaciona al concepto de Topofilia, es decir, los sentimientos, percepciones que generamos con los distintos lugares (CORDOBA, 2007).

Siguiendo con la idea anterior, para un autor desconocido* “El lugar y el hombre se funden mutuamente; el lugar participa de la identidad del que está en él -cada uno se define, y define su entorno, especialmente según su pertenencia espacial- y los individuos dan una identidad, e incluso fundamentalmente una existencia, al lugar. Esta relación estrecha permite la metáfora del arraigo y supone una dimensión temporal. El lugar se inscribe en la duración; es memoria y tiempo cristalizados”. En este mismo contexto Sáenz plantea: “el lugar es una construcción histórico-social, resultado de las prácticas (sociales, económicas, culturales) de agentes, actores e instituciones situados a diferentes escalas, que desarrollan actividades en tiempos y espacios diferenciados. La yuxtaposición de dichas prácticas, a veces conflictivas entre sí, es la que otorga singularidad a dicho ámbito geográfico. El lugar no es un dato sino una construcción social. No es mero reflejo de una comunidad sino que participa activamente en la constitución de la misma, particularmente en la conformación de su identidad” (SAENZ, 1998).

En el articulo Espacio, lugar y movimientos sociales: hacia una "espacialidad de resistencia", Oslender señala: “El concepto de lugar de Agnew se constituye de tres elementos: 1) localidad, 2) ubicación, y 3) sentido de lugar. En lo más general, localidad refiere a los marcos formales e informales dentro de cuales están constituidas las interacciones sociales cotidianas. Localidad se refiere no sólo a los escenarios físicos dentro de los que ocurre la interacción social, sino implica también que estos escenarios y contextos están concretamente utilizados de manera rutinaria por los actores sociales en sus interacciones y comunicaciones cotidianas. De esta manera se dejan identificar ciertas localidades como escenarios físicos asociados con las interacciones típicas cuales componen las colectividades como sistemas sociales” (OSLENDER, 2002).

Posteriormente genera un análisis pormenorizado de las tres variables de Agnew, en donde plantea lo siguiente: “Ubicación se puede definir como el espacio geográfico concreto que incluye la localidad que está afectada por procesos económicos y políticos que operan a escalas más amplias en lo regional, lo nacional y lo global. Ubicación hace énfasis en el impacto de un orden macro-económico y político en una región, y en las formas en que ella está situada, por ejemplo, dentro de un proceso del desarrollo desigual al nivel global. El tercer elemento en el concepto de lugar es el sentido de lugar, o la "estructura de sentimiento" local, para adoptar la expresión de Raymond Williams (1977:128-135). Trata de expresar la orientación subjetiva que se deriva del vivir en un lugar particular, al que individuos y comunidades desarrollan profundos sentimientos de apego a través de sus experiencias y memorias. El concepto de sentido de lugar ha sido central en la geografía humanística y propuestas fenomenológicas que han resaltado "la naturaleza dialógica de la relación de la gente con un lugar" (Buttimer 1976:284) y las formas poéticas en que la gente construye a espacio, lugar y tiempo (Bachelard 1958). El sentido de lugar expresa entonces el sentido de pertenencia a lugares particulares e inserte una fuerte orientación subjetiva al concepto de lugar mismo” (OSLENDER, 2002).

Desde un enfoque marxista, existen claras dudas con respecto al enfoque humanista. Según Delgado y con respecto al desconfianza del materialismo histórico hacia el concepto de lugar, señala lo siguiente: “en la conformación de los lugares, se dice, que producto al énfasis en la acción humana desestructurada, no permite investigar los procesos generales de producción del espacio y de los lugares, regidos por fuerzas sistémicas que no están al alcance y control de los individuos; de modo que la teorización de la geografía humanística soslaya las relaciones de poder que estructuran los lugares y el espacio, y no es apropiada para explicar y comprender la dinámica y la historicidad del capitalismo, ni la producción y reproducción del espacio geográfico capitalista, lo que a la postre limita su capacidad de transformar el mundo” (DELGADO, 2003).

Siguiendo con lo anterior, el autor señala que: “Algunos tildan de romántico, místico y hasta reaccionario el discurso de la geografía humanística, puesto que la excesiva identificación con el sentido y la nostalgia del lugar se presta para la manipulación política y religiosa, particularmente se si aplica a territorio, región y localidad, lo que puede fomentar el espíritu nacionalista, el conservadurismo localista y el comunitarismo” (DELGADO, 2003).

“El discurso contemporáneo de la geografía humanística, si bien hace énfasis en la experiencia total del lugar, también insiste en que la comprensión de dicha experiencia requiere tener en cuenta las relaciones entre escalas; es decir, no se puede entender el lugar sin analizar las estructuras y fuerzas regionales que regulan y orientan la acción humana, y tampoco es precisa una visión global que desconozca la acción que se expresa en un lugar” (DELGADO, 2003).

Finalmente desde el gran Milton Santos, veremos las relaciones del lugar en torno a un proceso de Globalización, quien según sus propios escritos nos lleva a redescubrir la COSMOVISION del espacio. “El mundo de la fluidez, el vértigo de la velocidad, la frecuencia de los desplazamientos y la banalidad del movimiento y de las alusiones a lugares y cosas distantes revelan, por contraste, en el ser humano, el cuerpo como una certeza materialmente sensible ante un universo difícil de aprehender. De este modo, los lugares pueden ser vistos como un lugar intermedio entre el Mundo y el Individuo, en donde la lógica de desarrollo de los sistemas sociales se manifiesta por la unidad de las tendencias opuestas a la individualidad y a la globalidad” (SANTOS, 1996).

Según Santos, cada lugar tiene una razón global y una razón local, la discusión se torna en cuanto a la estimación es hasta que medida el lugar se genera de lo local, o hasta que medida el lugar se genera desde lo global. Cito textual: “todos los lugares son virtualmente mundiales. Pero cada lugar, inexcusablemente inmerso en una comunión con el mundo, se vuelve también exponencialmente diferente de los demás. A una mayor globalidad corresponde una mayor individualidad. Es a ese fenómeno al que G. Benko denomina “glocalidad”, alertando sobre las dificultades de su tratamiento teórico. Para aprehender esa nueva realidad del lugar no es suficiente adoptar un tratamiento localista, ya que el mundo se encuentra en todas partes” (SANTOS, 1996).

La localidad se opone a la globalidad, pero también se confunde con ella. El Mundo, sin embargo, nos es extraño. No obstante, aunque por su esencia puede esconderse, no puede hacerlo por su existencia, que se realiza en los lugares. En el lugar, nuestro Próximo, se superponen dialécticamente el eje de las sucesiones, que transmite los tiempos externos de las escalas superiores y el eje de los tiempos internos, que es el eje de las coexistencias, donde todo se funde, enlazando definitivamente las nociones y las realidades de espacio y tiempo (SANTOS,.1996).

En el lugar –un orden cotidiano compartido entre las más diversas personas, empresas e instituciones- , cooperación y conflicto son la base de la vida común. Debido a que cada uno ejerce una acción propia, la vida social se individualiza; y debido a que la contigüidad es creadora de comunión, la política se territorializa, con la confrontación entre organización y espontaneidad. El lugar es el marco de una referencia pragmática del mundo, del cual le vienen solicitaciones y órdenes precisas de acciones condicionadas, pero es también el escenario insustituible de las pasiones humanas, responsables, a través de la acción comunicativa, por las más diversas manifestaciones de la espontaneidad y de la creatividad (SANTOS,.1996).

A modo de síntesis final nos identificamos con la reflexión de Oslender quien plantea lo siguiente: “Sería equivocado ver a los tres componentes de lugar como separados. Más bien actúan como momentos fluidos cuyas interacciones se influencian y forman entre sí. Es precisamente esta fluidez la que da al concepto de lugar su fuerza analítica. Un sentido de lugar particular modela las relaciones sociales e interacciones de la localidad (y viceversa), y ambos elementos están influenciados por las estructuras políticas y económicas más amplias y las formas en que éstas están visiblemente expresadas y manifestadas en ubicación. Central en este concepto de lugar es el énfasis sobre las subjetividades y formas individuales y colectivas de percepciones de la vida social. El interés por las subjetividades ha sido expresado sobre todo en la perspectiva de identidad colectiva (PIC), que pone énfasis en la reproducción cultural y el control de historicidad (Touraine 1988). Los movimientos sociales deben entenderse en conjunción con las redes culturales sumergidas de la vida cotidiana de la cual emergen (Melucci 1989). Y precisamente porque las identidades son específicas de un lugar, debemos entenderlas como constituidas por los tres elementos de localidad, ubicación y sentido de lugar”. (OSLENDER, 2002).

Otra conclusión pertinente es la señalada por Delgado quien señala: “Es importante reconocer que la geografía humanística no circunscribe el lugar a la escala local, sino que le asigna un carácter multiescalar que abarca desde las micro escalas de las experiencias íntimas de las personas, hasta el planeta entero como lugar constituido en el hogar de la humanidad” (DELGADO, 2003).

En consecuencia, para nosotros el lugar es un espacio altamente sinérgico dado por un proceso histórico-social, resultado de prácticas económicas, culturales, y sociales colectivas que generan una identidad, entendiendo esta ultima como un sentimiento de apego colectivo, el cual se puede caracterizar por un conjunto de símbolos y objetos de percepciones individuales.

BIBLIOGRAFIA

CARLOS, A. F. A. "Un pensamiento sobre la ciudad: algunas reflexiones". In: El ciudadano, la globalización y la geografía. Homenaje a Milton Santos. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Universidad de Barcelona, vol. VI, núm. 124, 30 de septiembre de 2002.http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-124.htm [ISSN: 1138-9788].

DELGADO, O. Debates sobre el espacio en la geografía contemporánea. Red de estudios de Espacio y Territorio, RET. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Unibiblos 2003, [ISBN: 958-7001-309-3].

GONZÁLEZ, S. C. La geografía escalar del capitalismo actual. Geo Crítica / Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de mayo de 2005, vol. IX, núm. 189. [ISSN: 1138-9788].


OSLENDER, U. Espacio, lugar y movimientos sociales: hacia una "espacialidad de resistencia". Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Universidad de Barcelona, vol. VI, núm. 115, 1 de junio de 2002. http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-115.htm[ISSN: 1138-9788].


SANTOS, M. La Naturaleza del Espacio. Sao Paulo. Editora Hucitec. 1996.

* Autor anonimo grupos de conversacion cafes geograficos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un lugar es un no logar en si , ya que se construyo en una primera instancia para suplir una necesidad básica . Los no lugares que hoy observamos se conforman como grandes atractores , lo que los hacen igualmente Lugares ya que están hechos para satisfacer necesidades .... muchas veces creadas por el mismo lugar ¿?